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Datos del documento

Original, título
Le lagrime di San Pietro
Original, fechas
Redacción: 1539-1568. 1ª edición: Venezia: Giovan Mario Verdizzotti, 1560 (en 42 octavas y con falsa atrib. al cardinal Pucci), reed. en dif. impr. hasta1589); 2ª ed.: Le lagrime di San Pietro del signor Luigi Tansillo da Nola. Mandate in luce da Giouan Battista Attendolo, da Capua, 1585 (redac. en 13 pianti, manipulada por Attendolo, con numerosas reeds.); 3ª ed. Venezia, Barezzo Barezzi 1606 (en 15 canti, basada en ms. autógrafo, 1ª reed. 1788, 2ª 1847). Edición de base: Versión en 42 octavas.
Lugar de publicación
Lima
Editor/Impresor
Antonio Ricardo (impresor)
Fechas
1603 [edición]
Edicion
1ª ed.
ISBD
Las lagrimas de Sant Pedro / traduzidas del Tansilo. En: Primera parte de la Miscelanea Avstral / de don Diego d'Aualos y Figueroa, en varios coloquios. Interlocutores, Delio y Cilena. Con la Defensa de Damas ; Dirigida al excellentissimo señor Don Luys de Velasco, cauallero de la Orden de Santiago, Visorey, y Capitan general de los Reynos del Piru, Chile y Tierra Firme. — Con licencia de sv excelencia. — Impresso en Lima : Por Antonio Ricardo, 1603. — [20], 219, [5], 08 [i.e. 80] f. ; 4º. — En port. y colofón de la Defensa de damas aparece la fecha de 1603.-Sign.: [calderón]4, [cruz]-2[cruz]8, A-Z8, 2A-2D8, 2E3, [calderón]5, A-K8 . — ff.202r-206v.
Verificada
✔️
Descripción del contenido
  • Texto: inc. «.El magnanimo Pedro que afirmado / con tantas veras a su Dios auia...», expl. «...aunque solos le acusan cielo y tierra.».
  • Colofón: «Impresso en Lima por Antonio Ricardo. Año MDCIII». --
  • Texto (parte): inc. «.El magnanimo Pedro que afirmado / con tantas veras a su Dios auia...», expl. «...aunque solos le acusan cielo y tierra.».
Ejemplares
  • BNM: R/3097 -(Enc. piel con hierros), R/14856 (Enc. piel con hierros, firmada por Luis García -- Sello de Pascual de Gayangos -- Falto de port. y de fin de la Defensa de damas a partir de h. 56 -- Parte de prelim., enc. al final)
Observaciones

En la obra (concebida como serie de diálogos entre Delio y Cilena), Diego de Ávalos intercala numerosas traducciones e imitaciones de poetas italianos, casi todos petrarquistas, que a veces hace comentar a los personajes citando expresamente la fuente, e incluso afrontando de pasada el problema de la traducción en sí. En este caso el autor declara título y autoría de la obra traducida en el encabezamiento mismo del Coloquio XLIII, además de comentarla al final: “Marauillosas son las esta[n]cias: bien parescen de tal autor como el Tansilo, y no an desmerescido en la traduccion; porque carescen de la aspereza que los mas versos traduzidos tienen...”, etc. Traduce todas las octavas de la primera redacción menos la 25 (una de las dedicadas a los niños muertos por Herodes: “O ‘degnità mirabil, che venenedo / il Creator de’ Cieli e della terra ( sconosciuto a debellar l’orrendo / Tiranno che traea l’alme sotterra, / essi venner con seco non sapendo; / Essi fur primi a cominciar la guerra; / essi a lui fero, ed a qualunque huom porta / corona di martir, col sangue scorta”) (VÉASE TEXTOS). Aprovecha la ocasión Ávalos y Figueroa para criticar la versión de Gálvez de Montalvo por sus versos agudos (“no hay versos que tanto dissuenen como los que hacen el acento en la vltima, con lo qual es forzoso que sean cortos”, f. 201v): “estandolo [traducidas] ya por otro autor cuyo nombre no se, aunque en diferente verso, porque son quintillas ò coplas castellanas, y andan en vn libro (a lo que me acuerdo) intitulado Thesoro de diuina poesia”, etc. (véase PARATEXTO en TEXTOS)

Traductor

Ávalos y Figueroa, Diego de 1552 ca. - 1603

Dada la escasez de noticias sobre este traductor, conviene reproducir el perfil trazado por Fucilla: "Diego D'Ávalos y Figueroa es el autor de un libro curiosísimo, la 'Miscelánea Austral', publicada en Lima, Perú, en 1603. Esta obra, hoy una grande rareza bibliográfica, consta de cuarenta y cuatro diálogos sobre tópicos sumamente variados entre dos personas, Delio y Cilena. Podríamos definirlo como una mezcla de 'Dialoghi d'Amore' y una 'Silva de Varia Lección'. Un poema extenso, "Defensa de las Damas", puede considerarse como parte segunda del tomo. De la vida del autor sabemos muy poco. Algunas traducciones de sonetos de Vittoria Colonna, quien se había casado con un D'Ávalos, sugieren un parentesco con aquella familia ilustre. Una de sus poesías, "Elogio a Ecija", nos informa de que era natural de este pueblo. De un pasaje autobiográfico en su "Triunfo de los Celos" aprendemos que había viajado en Francia e Italia. En 1596 ya estaba en el Nuevo Mundo, donde tomó parte en los combates contra los indios, según nos informa Pedro de Oña en su "Arauco domado": "Trompica a Diego de Avalos y a Sierra, | A Zúñiga y Teruel saca de seso | Muele a Molina cuero, carne y hueso..." (BAAEE, canto VI, 16, pág. 379.). Y en fin, de la abundancia de rimas laudatorias podemos colegir que era uno de los escritores má spopulares del Perú en aquella época, cuando Enrique Garcés traducía el Canzoniere de Petrarca (traducción criticada no sin razón por D'Ávalos). Menéndez y Pelayo declara que las poesías esparcidas en la 'Miscelánea' entre los pasajes en prosa contienen "versos no despreciables", pero no se detiene a hablar más de ellas, excepto para decir de paso que el escritor fue traductor de parte de las "Lagrime di San Pietro" de Tansillo. Escribiendo unos años después sobre el autor, Eugenio Mele se limita sólo a la reproducción de catorce sonetos traducidos de Vittoria Colonna" (Estudios sobre el petrarquismo, CSIC, 1960, p. 219).

Autor

Tansillo, Luigi 1510 - 1568

Dedicatarios

Imágenes

Traducción de Tansillo (inicio)
Traducción de Tansillo (inicio)

Bibliografía

Estudios sobre el traductor

  • Colombí-monguió, Alicia De, Petrarquismo peruano, Diego Dávalos y Figueroa y la poesía de la Miscelánea Austral, Londres, Tamesis Books, 1985.
  • Mora Valcárcel, Carmen De, “Un "Raro" del siglo XVII: la miscelánea austral de Pedro Dávalos y Figueroa”, en: Andalucía y América en el siglo XVII, actas de las III Jornadas de Andalucía y América (Universidad de Santa María de La Rábida, marzo - 1983), Sevilla, [Escuela de Estudios Hispano-Americanos], 1985, II.

Estudios sobre la traducción

  • Fucilla, Joseph G., Estudios sobre el petrarquismo en España, Anejo de la Revista de Filologia Española, Madrid, CSIC, 1960.
    p. 219 (remite escuetamente a Menéndez Pelayo)
  • Menéndez Pelayo, Marcelino, Historia de la poesía hispanoamericana, Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1911-1913 (2. vol.).
    ed. de Enrique Sánches Reyes, Santander: CSIC, t. II, 1948, p. 105 (se limita a mencionar la exitencia de la traducción)
  • Menéndez Pelayo, Marcelino, Historia de la poesía hispanoamericana, Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1911-1913 (2. vol.).

Textos

Paratextos

Paratexto

[f. 201v] COLLOQVIO XLII (fin)

[..] forçolo formar los mesmos versos agudos que en su lengua tiene; y a mi me sucedio los mesmo con vnas octauas que traduxe del elegante Tansilo a las lagrimas de sant Pedro, sin poder escusar esse defecto en algunos versos, aunque creo que son de menos ofensa que los passados, o por ser la materia mas alta, o porque no todos los que tienen nombre de agudos ofenden por vn igual. C. Las dos ocasione pueden ser causa en essos que no è oydo, y oirè de muy buena gana, porque de mas que espero seràn con elegancia traduzidos, estanlo ya por otro autor cuyo nombre no se, aunque en diferente verso, porque son quintillas o coplas castellanas, y andan en vn libro (a lo que me acuerdo) intitulado Thesoro de diuina poesia. D. Siendo la lengua Toscana tanto mas abreuiada y copiosa, que la nuestra, como lo es, y de las particularidades que auemos prouado, no se como se pueda restringir vna octaua de verso de a onze sylabas, a diez de a siete y a ocho que tienen los castellanos. Y si su traductor incluyo vna octaua en diez versos de estos, digo que es grande hombre de ambas lenguas, o que dexo muchas cosas por dezir, y quiça las essenciales. Y si no incurrio en esta culpa, no se pudo escapar de otra, que es passar las sentencias de vnas coplas en otra, con que le fue forçoso hazer muchas: a mi me paresce gran hazaña (y otros la juzgan por tal) el [f. 202r] incluir y summar vna octaua a otra, sin perder parte de importancia, pero serà mayor auer encerrado cada vno en diez versos de tan pocas sylabas. C. No se como entienda lo que dezis, que de essos tienen algunos ocho sylabas y otros siete, pues no siendo de igual numero no pueden ser iguales. D. esto es assi, porque todos los versos castellanos que hizieren su acento en la vltima, no tienen ni pueden tener mas de siete sylabas, y los que en penultima lo hizieren, de fuerça tendran ocho, y esta es la medida que todos lleuan, aunque el poeta que los formare no pare en ello, como muchos no an parado. La expiriencia de esto podreis hazer, referiendo en la memoria alguno de estos versos. C. Digo que es assi, y cosa que si tan facilmente no se aueriguàra, me enteràra tarde en essa verdad; y porque desseo ya ver essas vuestras estancias, podreis començar a referirlas, si no os sentis cansado, que por la otra traducion presumo no ser pocas, puesto que para mi no pueden ser muchas. D. Ni para mi lo pueden ser las horas que en vuestro seruicio y gusto gastare, mas porque me paresce tarde, y lo que se sigue pide nueuo aliento y espacio, vsarè de essa licencia.

[f. 202r]
COLOQUIO XLIII.
EN QUE CONTINVANDO EL CO-
mençado intento y amorosos trances, interponen las lagri-
mas de Sant Pedro, traduzidas de Tansilo.

C. No sé, si me cuesta lagrimas de desseo el que è tenido de ver las de sant Pedro en esta vuestra tardança, cuya causa ignoro. D. Mi alma las vuiera llorado de sangre, si vuiera sabido essa nouedad de disgusto en vos; que aunque estoy cierto de su causa, que es la que dicho aueis, tengo por cosa nueua que desseis mi venida, la qual ha impedido auer me ocupado en buscar este papel, de que tenia poca noticia, siendo forçoso el traerlo, pues contiene lo que se sigue.

[f. 202r-206v: TRADUCCIÓN DEL POEMA]

[f. 207r] Marauillosas son las esta[n]cias: bien parescen de tal autor como el Tansilo, y no an desmerescido en la traduccion; porque carescen de la aspereza que los mas versos traduzidos tienen. Y aunque senti los agudos en algunas dellas, no con ofensa; deue ser la causa el no quedar tan pendientes de la vltima sylaba, como otros : de todo lo qual conozco y confiesso ventaja en vuestra obra a la otra, de que se ha tratado; a lo menos no le puede faltar vna calidad de grande essencia, y es la que tiene[n] mas los versos de onze sylabas, que los de siete, con que qualquiera historia se haze mas graue.

Localizacion
f. 202r, 207r
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Se reproducen la ortografía y la puntuación del original

Traducción de Le Lagrime di San Pietro

LAS LAGRIMAS DE SANT PEDRO
TRADUZIDAS DEL TANSILO

El magnanimo Pedro, que afirmado
Con tantas veras a su Dios auia
De morir con las armas a su lado,
Porque en sí no conoce couardia:
Viendo que tan al punto le à faltado
Con tal dolor, que el alma le afligia,
De su delicto siendo compungido,
El pecho siente con rigor herido.

Y los arcos, que a Pedro le flecharon
Las agudas saetas presurosas,
Son los ojos de Christo, que embiaron
A los de Pedro flechas amorosas:
Y el coraçon passando, no pararon
Hasta llegar al alma tan furiosas,
Que las heridas del negar causadas
Iamas fueran sin lagrimas curadas.

Tres vezes fueron las que a la criada,
al sieruo, y a la turba en vn momento
Negò ser de la gente regalada
De Iesus, y a la fin con juramento:
El gallo le acordò la quebrantada
Fè con su canto, y lleno de tormento
Apenas su pecado tiene visto,
Quando los ojos puso en los de Christo:

Y en el encuentro de la sancta vista
El afligido Pedro tal quedaua,
Que no pudiera ser su pena vista
De quien en pecho de Iesus no estaua:
Y el buen Señor, que andaua en tal conquista
Pobre de amigos, y entre gente braua
Paresce que le dize: Falso amigo
Mi profecia cierta fue contigo.

Iamas espejo de christal luziente
De la figura demostro el trassunto
Con tal pureza, como el viejo ardiente
En Christo vido su delicto junto:
Ni tantas cosas un sagaz oyente
En largo tiempo, sin faltar un punto
Oyr pudiera, como en vn momento
Oyò sant Pedro con mirar atento.

Que muchas vezes (aunque permitido
No es juntar lo sagrado con lo humano)
Se vè que el amador del ascondido
Pecho mirando, vè el concepto llano:
Y no ay ninguno (si cursado a sido
En la escuela del ciego Amor tyrano)
Que no conozca, y sepa, que los ojos
Hablan mirando, y dizen sus antojos.

No ay lenguas tan veloces, que hablando
Expliquen tanto, ni tan prestamente,
Como los ojos del Señor mirando
En la culpa de Pedro, yà patente,
A quien al parescer dize: Aunque dando
Me và la muerte tan proterua gente,
La afliccion que padezco toda es poca
con la del golpe, que me dio tu boca.

Ninguno de los mios è hallado,
Que se pueda llamar perfecto amigo
Entre los escogidos, que è llamado
Para ser lo, y el caso es buen testigo:
De los de mas estoy desaparado,
Y tu con los iniquos (enemigo)
Paresce que te alegra mi tormento,
Y que cresce en mi daño tu contento.

Quien por estenso recontar pudiera
El desden con palabras de amor llenas,
Que Pedro juzga ver en forma vera
Impresas en las dos luzes serenas?
Que pues vista mortal de tal manera
se pone, que denota gloria y pena,
Que hara la diuina en el sentido
Del que tan grauemente le à ofendido?

Como la fria nieue congelada
En lugar, que del sol no fue herida,
Y con la primauera desseada
En agua clara queda conuertida:
Assi el temor de Pedro, que en neuada
Parte fue puesto, fria, y ascondida,
Siempre fue nieue; mas Iesus mirando
Sacòla por los ojos destilando.

Y no fue su llorar menos que rio,
Que en el verano corre mas pujante,
Por lo qual el Señor con su amor pio
Lo reduxo a su gracia en un instante:
Mas para siempre, quando a su aluedrio
Cantaua el gallo, luego en abundante
Vena mostraua (para su disculpa)
Lagrimas nueuas por la vieja culpa.

Y aquel rostro, que estaua triste de antes,
Pàlido, y lasso, de color de muerte;
(Porque dexò la sangre en los distantes
Miembros, al coraçon haziendo fuerte)
De los rayos sagrados, rutilantes
Siendo inflamado mejorò la suerte,
Porque saliendo el miedo, en su lugar
Entraron la verguença, y el pesar.

Mas viendo Pedro yà quan diferente
De su primero estado se hallaua,
No tuuo esfuerço para estar presente
Del ofendido Dios, que assi le amaua:
Y sin saber si injusta, o si clemente
Sentencia el duro Tribunal le daua,
Del espantoso aluergue, y turba fiera
Llorando crudamente saliò fuera.

Con ànsia de hallar, quien justa pena
A su culpa dar pueda se apresura,
Y para si la colera refrena,
La sombra amando de la noche obscura:
E và gritando con intensa pena,
Y la vida, de que antes tuuuo cura,
La aborresce, desprecia, y se lamenta,
Que le hizo incurrir en tal afrenta.

Dèxame vida yà (dize llorando)
Porque assi no mas tiempo te possea,
Pues que no me conuiene andar errando
Con vida tan iniqua, torpe, y rea:
Dèxame vida yà, que voy buscando
Camino de la gloria, que dessea
El alma, que contigo và perdida,
Y fue criada para eterna vida.

O vida, crudelissima y falàz,
Que por temor de tan liuiana guerra,
Perderme as hecho la celeste paz,
Eterna, que es dò el bien està y se encierra:
A quien te estima faltas en agraz,
Y en quien mas te desprecia, mas se afierra
la dilacion de tu postrimeria,
Por causar nueuos daños cada dia.

A quantos de felice, y dulce infancia
Tardar la muerte, les causò tormentos,
Que si les fallesciera tu constancia,
Gozàran gloria ledos y contentos?
Y pues ningun estado haze instancia
En un ser (porque todos son violentos)
Como tu permaneces, falsa vida,
Conde eres con razon aborrescida?

No topàra mi fe con tan dañoso
Encuentro, ferocissimo enemigo,
Si mi biuir tan largo, y perezoso
No tuuiera la mente alla consigo:
Pues me acordaua, que al defectuoso
Le vì dar sanidad siendo testigo)
En lengua, pies, y manos prestamente,
La vida al muerto, fuerças al doliente.

Estas cosas, y mas que yo sabia,
Deuiera conoscer, que las obraua,
Quien de slaud la fuente ser deuia,
Y remediara el miedo que en mi estaua:
Mas como aquel, que por la edad que auia
Fàlso de sesso casi caducaua;
En la necessidad mas conocida
Con miedo del morir neguè la vida.

negando a mi Señor, neguè quien era
Vida, de quien la vida se deriua,
Vida tranquila, que jamas espera
Fin de su curso porque siempre es biua:
Y pues triste neguè la vida vera,
No conuiene, ni es justo que yo biua;
Vete vida falàz, vete engañosa,
Iniqua, desleal, y cautelosa.

Quanto deue el destino ser loado
de los Infantes, que muerieron sanctos
Por el furor del perfido maluado
Herodes, que por vno matò tantos:
Pues antes de ser aptos al pecado,
No quiso ser mouido de sus llantos,
Mas fueron flores puestas en el cielo;
Antes de ser heladas en el suelo.

De quan vtil les fue su tierna vida,
A mi la vieja y larga fue dañosa;
Porque su voz no pudo ser oyda,
Como la mia, que negò medrosa:
Y aunque es assi, que nunca fue entendida
Su confession por habla sonorosa,
Entregando la sangre, nueua ardiente
Confessaron a Dios omnipotente.

No con la lengua, no, mas con su muerte
Cada qual para siempre se pregona,
Pues mediante el cuchillo, duro, y fuerte,
Gozaron sus cabellos la corona:
O mas que venturosa, y rara suerte,
Si el licito dezir no se abandona,
Lleuaron firme palma de esta guerra,
Pisando cielos, antes que la tierra.

Con quanto gozo fueron rescibidos
Estos nueuos guerreros en el cielo,
Do gozan el lugar, que los caydos
Perdieron por querer subir el buelo?
Con que instrumentos, cànticos subidos,
Canciones dulces, no como del suelo,
Entraron estos sanctos en la gloria,
Acompañando a Christo en su victoria?

Felices madres, que de vuestros pechos
Los charos hijos vistes apartados,
Como de nidos de los altos techos
Los nueuos paxarillos con quitados:
Aunque sus cuerpos vistes ser deshechos,
Y del vital espiritu priuados;
Cesse el llorar su muerte dessabrida,
Entre tanto que yo lloro mi vida.

Si el gran fruto supiessedes que a dado
La lluuia de esta sangre no culpada,
Aquella que en el cielo con cuydado
Para siempre jamas sea guardada:
No solo tal dolor fuera acauado,
Mas vuestra rara suerte celebrada,
Y con razon, pues suertes venturosas
Rayzes de vnas flores tan preciosas.

Yo biuiré contino lamentando,
Hasta que el llanto el viejo cuerpo atierre,
Y tanto mi gran culpa ire llorando,
Que de la mortal carcel me deshyerre:
No quiero conseguir esto tomando
Ponçoña, ni cuchillo, con que yerre;
Mas tanto puede ser mi dolor fuerte,
Que bastasse su pena, a dar me muerte.

Anima desleal, como es possible
De tanto error auer pena tan poca?
Con vozes y clamor en lo insufrible
En tu socorro a todo el cielo inuoca:
Y aquel, que por tu causa fue passible,
Le pide sus dolores, y coloca
En tu sentido y pecho el gran delito,
Con que el justo dolor serà infinito.

Pues podra acrecentar tanto la pena,
Que satisfaga en algo mi pecado;
mas ay que es mucho lo que me condena,
Y poco lo possible en tal estado:
Pues aunque de dolor la tierra llena,
Estuuuiesse, y a mi me fuesse dado,
Todo seria nada conoscido
El grauissimo excesso cometido.

Por este modo à si mesmo acusando
(el rostro trsitem baxo, y lacrimoso)
Yua el cuytado, y à los pies dexando
La cura, del camino presuroso:
Y de esta suerte siempre caminando,
A càso, por querello el poderoso,
Llegò al lugar, a donde la passada
Noche fue la prision executada.

Como el doliente padre, que al amado
Hijo ya dexa puesto en sepultura,
Y con lagrimas ciego se à tornado
Adonde succedio su desuentura;
Dò (como vè la sangre, que el osado
Cuchillo le sacò) màs apresura
Su llanto por acerba y cruda muerte,
lamentando su mal, y triste suerte:

Assi el buen viejo, como quien amaua
Muy mas que padre con amor ardiente,
Lleagando al huerto, dò la gente braua
Le quitò su señor injustamente,
de nueuo llora, y donde fresca estaua
del pie sacro la estampa, el accidente
del intimo dolor cresce de suerte,
Que lo pone en las manos de la muerte.

Las piernas sin vigor, como quebradas,
Las figuras del rostro amortecidas
se muestran, quando llega a las pisadas
de Christo, porque del son conocidas:
Las quales de sus ojos son bañadas,
Pues (aunque de las muchas ascondidas
Se dexan conoscer en la fragancia,
Que diuina le rinden con instancia

Si la gracia, que mi gran ofensa
me priuò (dize) me concedes tanta
(Señor del cielo, Dios, bondad inmensa)
Que vea, y bese rastro de tu planta:
Y pues crsce el dolor, y pena intensa
(por no ser digno de tu vista sancta)
Merezca yo, señor, que esta mi vida
Aqui llorando quède consumida.

Quien podra contemplar, sin mucha pena,
El galardon en premio rescibido
De los doze, que fue tu mesa llena,
Por ser en todo el mundo lo escogido:
Pues lo que en general los diez condena,
Es el dexarte solo y afligido,
Iudas maluado sin razon te vende,
Y otro te niega, y sin razon te ofende.

Quien serà tan couarde, y desalmado,
Que viendo el golpe de la agena espada,
No procura el reparo con cuidado,
La cabeça teniendo desarmada?
Y pues qualquier miembro es inclinado
A tenerla segura, y reparada,
Siendo tu la cabeça en cielo y tierra,
Razon fuera librarte deesta guerra.

Al malhechor la cara noche obscura
Quitaua el cielo, y en el diestro lado
Del mar la aurora sale, la verdura
de lagrimas bañando por el prado;
No precia flores por su hermosura,
Antes el rostro de vapor manchado
Muestra, y las clines con que dora el cielo
Cubiertas salen de nubloso velo.

El sol paresce, que detras venia
De voluntad agena compelido,
Y aquel flagèlo, que afligir solia
A sus cauallos, pone lo en oluido:
Obscuro el rostro, falto de alegria,
En su belleza mal apercebido,
Viendo a su Dios de espinas coronado.

El ayre y cielo, todo obscurescido,
La blanca nieue negra fue tornada
Y la calandria, que del dulce nido
Anuncia lèda siempre la aluorada,
Silencio triple tiene yà escogido,
Y tambien Filomena estàr callada
Qiso, y en su lugar por las praderas
Gritauan lobos, y otras bestias fieras.

Cresce el pesar, y la verguença cresce
En Pedro, quando viò venir el dia,
Y aunque en el campo gente no paresce,
De ver se, y que a negado, se corria:
Que el valeroso pecho siempre ofresce
Pesar de lo mal hecho en qualquier via;
Y assi sant Pedro biue en esta guerra,
Aunque solos le acusan cielo y tierra.

Localizacion
f. 202r-206v
Comentarios

Se reproducen ortografía y puntuación del original

Localizacion
f. 202r, 207r