Datos del documento
- Original, título
- Divina Commedia (Paradiso III 34-75; 88-130)
- Original, fechas
- Redacción: 1306-1321. 1ª circulación: s. XIV-XV.
- Lugar de publicación
- Barcelona
- Fechas
- 1856 [edición]
- Edicion
- 1ª ed.
- ISBD
- [Picarda]. En: Diario de Barcelona. — (14-IX-1856).
- Fuente
- Ejemplar de librería anticuaria.
- Verificada
- ✔️
- Descripción del contenido
-
- Texto: inc. «Dirigíme a la sombra...», expl. «...y hube de tardar un tanto en interrogarla."».
- Texto (parte): inc. «Dirigíme a la sombra...», expl. «...y hube de tardar un tanto en interrogarla."».
- Observaciones
Dentro del Artículo del mismo Milà i Fontanals: "Dante. Paraíso. Picarda.-Cacciaguida". Traducción en prosa. Omitidos los versos 76-87.
Traductor
Milà i Fontanals, Manuel 1818 - 1884
Filólogo y escritor, nacido en Vilafranca del Penedès. Se doctoró en Filosofía y letras en 1845, pasando a ocupar por oposición la cátedra de literatura de la Universidad de Barcelona el año siguiente. Se ocupó tanto de las literaturas hispánicas como de las del resto de Europa, aunque con especial atención a la literatura catalana, a la literatura trovadoresca y a la épica castellana. Presidió dos veces los Juegos Florales (1859 y 1883), en los que defendió la exclusión de la lengua castellana. Presidió la Academia de Bones Lletres, fue miembro de la de Bellas Artes y correspondiente de las de la Historia y de la Real Academia Española. Intervino asimismo en las polémicas ortográficas sobre el catalán de finales de siglo. Su discípulo Menéndez Pelayo publicó sus Obras completas en ocho volúmenes (1888-1896), aunque en realidad no lo son, ya que en 1908 se reunieron en un volumen más sus Obres catalanes.
Otras traducciones
- Decameron. Novella I, 9, 1ª ed. (1875)
- Deberes del hombre, 1ª ed. (1843)
- Deberes del hombre, 3ª ed. (1881)
- Deberes del hombre, 4ª ed.? (1912)
- Deberes del hombre, 2ª ed. (1848)
- [Mensaje de Beatriz], 1ª ed. (1856)
- [Mensaje de Beatriz], 2ª ed. (1892)
- [Conde Ugolino], 1ª ed. (1856)
- [Conde Ugolino], 2ª ed. (1892)
- [Entrada del Infierno], 1ª ed. (1856)
- [Entrada del Infierno], 2ª ed. (1892)
- [Pedro de las Viñas], 2ª ed. (1892)
- [Pedro de las Viñas], 1ª ed. (1856)
- [Betariz], 2ª ed. (1892)
- [Comparación], 2ª ed. (1892)
- [Comparación], 1ª ed. (1856)
- [Cacciaguida], 2ª ed. (1892)
- [Cacciaguida], 1ª ed. (1856)
- [La Coronación], 1ª ed. (1856)
- [La Coronación], 2ª ed. (1892)
- [Rosa del Empíreo], 2ª ed. (1892)
- [Rosa del Empíreo], 1ª ed. (1856)
- [Descripción], 1ª ed. (1856)
- [Descripción], 2ª ed. (1892)
- [Casella], 2ª ed. (1892)
- [Casella], 1ª ed. (1856)
- [Betariz], 2ª ed. (1892)
- [Betariz], 1ª ed. (1856)
- Los animales parleros, 1ª ed. (1840)
- La Pasión, 1ª ed. (1859)
- Tanto gentil aparece y recatada, 2ª ed. (1892)
- Tanto gentil aparece y recatada, 1ª ed. (1856)
- Tanto gentil aparece y recatada, 3ª ed. (1889)
- Tan gentil aparece..., 4ª ed. (1920)
Autor
Dante Alighieri 1265 - 1321
Bibliografía
Estudios sobre el traductor
-
Baasner, Frank & Francisco Acero Yus (dirs.), Doscientos críticos literarios en la España del siglo XIX, Madrid-Darmstadt, CSIC, Instituto de la Lengua Española-Wissenschaftliche Buchgesellschaf, 2007.
Textos
PARADISO III 34-75-130
E io a l'ombra che parea più vaga
di ragionar, drizza'mi, e cominciai,
quasi com'uom cui troppa voglia smaga:
"O ben creato spirito, che a' rai
di vita etterna la dolcezza senti
che, non gustata, non s'intende mai,
grazioso mi fia se mi contenti
del nome tuo e de la vostra sorte".
Ond'ella, pronta e con occhi ridenti:
"La nostra carità non serra porte
a giusta voglia, se non come quella
che vuol simile a sé tutta sua corte.
I' fui nel mondo vergine sorella;
e se la mente tua ben sé riguarda,
non mi ti celerà l'esser più bella,
ma riconoscerai ch'i' son Piccarda,
che, posta qui con questi altri beati,
beata sono in la spera più tarda.
Li nostri affetti, che solo infiammati
son nel piacer de lo Spirito Santo,
letizian del suo ordine formati.
E questa sorte che par giù cotanto,
però n'è data, perché fuor negletti
li nostri voti, e vòti in alcun canto".
Ond'io a lei: "Ne' mirabili aspetti
vostri risplende non so che divino
che vi trasmuta da' primi concetti:
però non fui a rimembrar festino;
ma or m'aiuta ciò che tu mi dici,
sì che raffigurar m'è più latino.
Ma dimmi: voi che siete qui felici,
disiderate voi più alto loco
per più vedere e per più farvi amici?".
Con quelle altr'ombre pria sorrise un poco;
da indi mi rispuose tanto lieta,
ch'arder parea d'amor nel primo foco:
"Frate, la nostra volontà quieta
virtù di carità, che fa volerne
sol quel ch'avemo, e d'altro non ci asseta.
Se disiassimo esser più superne,
foran discordi li nostri disiri
dal voler di colui che qui ne cerne;
che vedrai non capere in questi giri,
s'essere in carità è qui necesse,
e se la sua natura ben rimiri.
Anzi è formale ad esto beato esse
tenersi dentro a la divina voglia,
per ch'una fansi nostre voglie stesse;
sì che, come noi sem di soglia in soglia
per questo regno, a tutto il regno piace
com'a lo re che 'n suo voler ne 'nvoglia.
E 'n la sua volontade è nostra pace:
ell'è quel mare al qual tutto si move
ciò ch'ella cria o che natura face".
Chiaro mi fu allor come ogne dove
in cielo è paradiso, etsi la grazia
del sommo ben d'un modo non vi piove.
Ma sì com'elli avvien, s'un cibo sazia
e d'un altro rimane ancor la gola,
che quel si chere e di quel si ringrazia,
così fec'io con atto e con parola,
per apprender da lei qual fu la tela
onde non trasse infino a co la spuola.
"Perfetta vita e alto merto inciela
donna più sù", mi disse, "a la cui norma
nel vostro mondo giù si veste e vela,
perché fino al morir si vegghi e dorma
con quello sposo ch'ogne voto accetta
che caritate a suo piacer conforma.
Dal mondo, per seguirla, giovinetta
fuggi'mi, e nel suo abito mi chiusi
e promisi la via de la sua setta.
Uomini poi, a mal più ch'a bene usi,
fuor mi rapiron de la dolce chiostra:
Iddio si sa qual poi mia vita fusi.
E quest'altro splendor che ti si mostra
da la mia destra parte e che s'accende
di tutto il lume de la spera nostra,
ciò ch'io dico di me, di sé intende;
sorella fu, e così le fu tolta
di capo l'ombra de le sacre bende.
Ma poi che pur al mondo fu rivolta
contra suo grado e contra buona usanza,
non fu dal vel del cor già mai disciolta.
Quest'è la luce de la gran Costanza
che del secondo vento di Soave
generò 'l terzo e l'ultima possanza".
Così parlommi, e poi cominciò 'Ave,
Maria' cantando, e cantando vanio
come per acqua cupa cosa grave.
La vista mia, che tanto lei seguio
quanto possibil fu, poi che la perse,
volsesi al segno di maggior disio,
e a Beatrice tutta si converse;
ma quella folgorò nel mio sguardo
sì che da prima il viso non sofferse;
e ciò mi fece a dimandar più tardo.
- Comentarios
Texto conforme a la vulgata
Texto de la traducción
TRADUCCIÓN DE MILÀ I FONTANALS
Dirigíme a la sombra que parecía más deseosa de platicar, y comencé como hombre oprimido de un deseo demasiado vivo:
"Oh bien creado espíritu que a los rayos de la vida eterna sientes la dulzura que no se comprende sino gustada;
obligado me dejarás si me satisfaces con tu nombre y con vuetra suerte. Entonces ella pronta y con ojos risueños:
"Nuestra caridad no se niega a justos deseos, de la misma manera que aquella que quiere toda su corte semejante a sí misma.
Yo fui en el mundo una virgen sagrada, y si con atención me miras no te será estorbo para conocerme el ser ahora más bella,
sino que reconocerás que soy Picarda, que puesta aquí con otros bienaventurados, bienaventurada soy en la esfera más tardía.
Nuestros afectos, que sólo inflama el placer del Espíritu Santo, se regocijan de uniformarse a su voluntad,
y nuestra suerte, que parece inferior, se nos ha dado porque fueron olvidados nuestros votos y vacíos en cierta manera."
Entonces yo a ella: "En vuestros admirables aspectos resplandece un no sé qué divino que os transforma del primer concepto que de vosotras se ha formado.
Por esto tardé un poco en reconocerte, mas lo que me dices, me hace más fácil recordar.
Pero dime: vosotras que tan felices sois aquí, ¿deseáis ascender a más alto lugar para ver más y para ser más amigas de Dios?".
Con las otras sombras se sonrió un poco y me contestó tan alegre que parecía arder en el primer fuego del amor:
"Hermano, vuestra voluntad apacigua la virtud de la caridad que nos hace querer sólo lo que tenemos y no aspirar a otra cosa:
si deseásemos un lugar más superior discordarían nuestros deseos con la voluntad de Aquel que aquí nos coloca…"
[OMITIDOS VV. 76-87]
Claro vi entonces cómo en todas partes del cielo reside el paraíso y cómo no llueve de una misma manera la gracia del Sumo Bien.
Pero así como acaece que si un manjar agrada, queda todavía el apetito de otro manjar y se solicita el uno mientras se dan las gracias del otro,
hice yo con actos y con palabras, para averiguar de ella cuál fue la senda que siguió y que no le llevó a la cima.
"Perfecta vía y alto mérito ponen más alto en el cielo, me dijo, a una mujer, a cuya imitación se visten y velan muchas en vuestro mundo
para que hasta la muerte vivan con aquel Esposo que acepta todo voto que se conforma con la caridad.
Del mundo para seguirla jovencita huí y en su hábito me encerré y prometí seguir el camino de su secta,
hasta que hombres más usados al mal que al bien, me arrebataron fuera del dulce claustro. ¡Dios sabe cuál fue desde entonces mi vida!
Y este otro esplendor que se te muestra a mi derecha y que se ilumina con toda la luz de nuestra esfera,
también como yo, fue virgen sagrada y de la frente le fue quitado el sacro velo:
mas después que al mundo hubo regresado contra su grado y contra buena usanza, jamás estuvo suelta del velo del corazón.
Esta es la luz de la gran Costanza que del segundo viento de Suabia engendró el tercero, último poderío de esta casa."
Así me habló y comenzó a decir: 'Ave Naría', cantando, y cantando se desvaneció como en honda agua cuerpo grave.
Mi vista que la siguió cuanto pudo, se volvió luego a un objeto más deseado y toda se convirtió a Beatriz;
mas ésta fulguró de suerte que mis miradas no pudieron sufrir su aspecto
y hube de tardar un tanto en interrogarla."
- Comentarios
Se segmenta el texto para facilitar el cotejo con los tercetos de Dante. Asimismo, se modifica la ortografía sólo en lo que atañe a las acentuaciones decimonónicas (á, ó, fué), aquí suprimidas. Se omite, en fin, el parétesis explicativo: “a una mujer (Santa Clara), a cuya imitación se visten ...”