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Datos del documento

Original, título
Gli animali parlanti poema epico diviso in ventisei canti di Giambattista Casti
Original, fechas
1ª edición: Gli animali parlanti poema epico diviso in ventisei canti: vi sono in fine, aggiunti quattro apologhi del medesimo autore, Parigi: Treuttel, Anno X (1802), 3 v. ; in 8º mlla.-Gli animali parlanti:poema epico diviso in ventisei canti / di Giambatista Casti ; vi sono in fine aggiunti quattro Apologhi del medesimo autore non appartenenti al Poema, In Parigi ; In Genova ; in Cremona: presso Treuttel e Würtz: presso li Fratelli Manini,: presso Fantin, Gravier e Comp., 1802.
Lugar de publicación
Madrid
Editor/Impresor
Espinosa (impresor)
Fechas
1813 [edición]
Edicion
1ª ed.
ISBD
Los animales hablando : poema épico dividido en veinte y seis cantos / de Juan Bautista Casti ; traducido del italiano por el ciudadano D. Francisco Rodriguez de Ledesma. — Madrid : [s.n], 1813 (Imp. de Espinosa,). — XVI, 48 p. ; 23 cm. — Contiene los dos primeros Cantos
Fuente
Consulta directa
Verificada
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Descripción del contenido
  • Portada: «LOS ANIMALES HABLANDO | POEMA ÉPICO | DIVIDIDO EN VEINTE Y SEIS CANTOS, | DE JUAN BAUTISTA CASTI || Traducido del italiano por el ciudadano D. Fran- | cisco Rodriguez de Ledesma, abogado del | colegio de esta corte. || TOMO I. || MADRID: IMPRENTA DE ESPINOSA | 1813.».
  • Preliminares del editor o del traductor: (V-VIII): «PROLOGO DEL TRADUCTOR», inc. «En la crítica situacion en que nos hallamos...», expl. «...se me agradecerá la oferta de este precioso diamante, aunque lo presente empañado.».
  • Texto: (IX-XVI): «PREFACIO DEL AUTOR», inc. «Desde los tiempos mas remotos...», expl. «...deseo el bien y rectitud de intencion». || (1-23): inc. «LOS ANIMALES HABLANDO. | CANTO PRIMERO. | La Discusion. I. Las costumbres yo canto, convulsiones...», expl. «...Por que pasar por secator podemos.» || (25-47): «LOS ANIMALES HABLANDO. | CANTO SEGUNDO. | Eleccion de Rei de los animales quadrupedos.», inc. «I. Si, pues, sobre el comun vulgo te elevas...», expl. «...Aunque bien lo estudió, filosofia.».
Ejemplares
  • BNM: VC/2561/72* (Comprende los dos primeros cantos)
  • Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Biblioteca B. 1696* (Sin enc. Legado de Vicente Barrantes. Contiene el Canto I)
Observaciones

Es la primera traducción del poema de Casti aparecida en Europa, si bien su publicación se limitó al Tomo I (Cantos I-II), probablemente por las medidas represivas que sucedieron a la abolición de la Constitución de Cádiz por Fernando VII el 4 de mayo de 1814, y a la consiguiente reinstauración del absolutismo. Es paradójico que el mismo año que vio la luz este primer Casti español, su traductor leyera un Discurso como Presidente de las Cortes Generales, cuyo último párrafo auspiciaba la pronta venida del “deseado” rey Fernando VII, el mismo que acabaría de un plumazo con las libertades ensalzadas en el mismo Discurso (véase TEXTOS). La traducción hubo de estar completa antes de iniciar la estampa del primer tomo, ya sea porque el título menciona sus 26 cantos, ya sea porque la Introducción del traductor no hace alusión alguna a una versión parcial, sin contar que la indicación Tomo I, presupone la existencia virtual de un Tomo II. La traducción amplía las sextinas del original a estrofas de siete (alguna vez nueve) endecasílabos. El caso más notorio del influjo el poema de Casti en la cultura española, es también muy temprano, y lo ofrece Goya, cuya serie de Caprichos de la guerra (grabados 65-80), contiene uno titulado “Esto es lo peor! “(1814-15 ca. Véase IMÁGENES), en el que un lobo escribe palabras traducidas de “Los animales parlantes”: "Mísera humanidad, la culpa es tuya" (y firma: "Casti"). De hecho los animales de Casti señalan los abusos de la monarquía y el sacrificio de las vidas humanas que reporta: tema central de los Desastres. El poema de Casti permite asimismo identificar algunos de los personajes que aparecen en los grabados: el lobo correspondería a una reina corrupta; en el capricho “Gatesca pantomima” (1815), la lechuza representaría al clero hipócrita con los gatos como serviles cortesanos.

Traductor

Rodríguez de Ledesma, Francisco s. XVIII - s. XIX

Escritor y abogado almeriense. Se licencia en Derecho en Granada y se doctora en Madrid. Autor de una pretendida continuación del Quijote: La nueva salida del valeroso caballero D. Quijote de la Mancha: tercera parte de la obra de Cervantes, 1905. Fue también libretista de zarzuelas y autor de novelas, de poesía y de teatro. Tradujo parte del Childe Harold de Byron.

Autor

Casti, Giambattista 1724 - 1803

Imágenes

Portada
Portada
Canto I (inicio)
Canto I (inicio)
Canto II (inicio)
Canto II (inicio)
Capricho 74 de Goya inspirado en Gli Animali parlanti
Capricho 74 de Goya inspirado en Gli Animali parlanti
Anteportada
Anteportada
Prólogo del Traductor (inicio)
Prólogo del Traductor (inicio)

Bibliografía

Estudios sobre la traducción

  • Muñiz Muñiz, María De Las Nieves, “Sulle prime traduzioni spagnole degli “Animali parlanti” di Casti”, Esperienze Letterarie, XXX, n. 3-4 (2005), págs. 227-250.

Textos

Otros Documentos

Discurso de Rodriguez de Ledesma como Presidente de las Cortes Generales de 1813

DISCURSO

PRONUNCIADO POR EL Sr.D. FRANCISCO RODRIGUEZ

DE LEDESMA,

PRESIDENTE DE LAS CORTES GENERALES ORDINARIAS

EN SU PRIMERA SESION

CELEBRADA EL DIA I.º DE OCTUBRE DE 1813

*

CADIZ : IMPRENTA NACIONAL : 1813

SEÑOR

Al dirigir mi voz en este dia tan deseado á los Representantes del Pueblo Español de ambos hemisferios, reunidos en este santuario de las Leyes por el voto general de la Nacion ; y quando la hidra del despotismo huye ya despavorida de nuestro suelo, que inficionó por tantos años con su hálito pestífero, y esterilizó todas las fuentes de la actividad, de la industria y del saber; quando entre las convulsiones de sus último esfuerzos y agonías se la mira ya espirante; quando somos llamados para buscar remedios á tantos males y calamidades sufridas, y en fin, quando la voz de una Nacion magnánima, toda entera, nos ha confiado el encargo de borrar hasta los menores vestigios de su antigua servidumbre, al tiempo mismo en que los sabios Representantes de las Córtes generales extraordinarias nos han dexado levantado el suntuoso edificio de la Constitucion, que heredamos de sus manos; yo no trataré de traeros á la memoria los acontecimientos, la historia de los tres últimos siglos, que formaron el elemento del despotismo, donde este monstruo fué creciendo gradualmente hasta llegar á su mayor corpulencia : no diré el vergonzoso sueño, el letargo, el abatimiento y la esclavitud ominosa en que llegó á sumergirnos, que expuso la Nacion entera á ser presa de una tiranía mas atroz; ni os afligiré con presentaros la triste la triste y horrorosa perspectiva de las escenas sanguinarias, de la ruina y de la devastacion de la Patria que han precedido á este dia glorioso. Un velo opaco oculte por ahora de nuestra vista semejantes objetos, que en todos tiempos cubrirán de luto y de espanto nuestros corazones, y encenderán en ellos horrorizados la ira de la venganza, que pasará á las generaciones futuras como excitada por la perfidia mas atroz é inaudita que leerán en los anales de todos los pueblos.
Fixemos solo la atencion en este legado ó herencia que las Córtes generales extraordinarias han puesto en nuestras manos: en esta Constitucion, digo, depósito sagrado de la sabiduría y de la experiencia. En ella se declara solemnemente que es y será perpetuamente la Religion Católica, Apostólica, Romana, única verdadera, la de la Nacion Española: en ella, separados y circunscritos á sus límites debidos, y á sus atribuciones los tres Poderes Legislativo, Executivo y Judiciario, cuya reunion ó confusion formó y formará en todos tiempos la arbitrariedad; se ha puesto el antemural que contiene aquella, y defiende á los pueblos de nuevas opresiones: en ella se ven sancionadas las bases de la libertad social é individual, que asegura el uso libre de nuestras facultades físicas y morales para exercerlas en bien general y en nuestro bien particular; pero nunca en daño de los demas ciudadanos: en ella se fixan los los principios de la igualdad legal, que excluye en el exercicio de la justicia toda distincion, toda acepcion á la presencia de a ley para premiar y castigar: en ella está declarada la soberanía de la Nacion para hacer sus leyes y todas las sabias instituciones que la conduzcan á la felicidad y á la prsperidad; voto general de la reunion de los hombres en sociedad: en ella se ha declarado que el Gobierno de la Nacion Española es una Monarquía moderada hereditaria, conservando á los Reyes su dignidad, y concediéndoles un poder ilimitado para hacer el bien y la felicidad de los pueblos, como padres amorosos: en ella se ha puesto un freno á la disipacion y dilapidacion; y en fin se ve establecida la representacion nacional con la escrupulosa y gradual eleccion, que excluye toda corrupcion, y asegura la confianza de la delegacion.
Esta rápida exposicion hará sentir á V.M. el paso agigantado que se ha dado ya en la carrera de nuestra salvacion, y la senda que se ha abierto para caminar á la prosperidad y á la estabilidad; pero si fixamos la atencion en que los abusos inveterados, arraygados por la costumbre, y sostenidos por el egoismo y el sórdido interes, forman un sistema, cuyas ramificaciones se enlazan y se identifican con la existencia pública; que para reedificarlo todo es necesario desorganizarlo todo; y que una máquina política necesita, como todas las demas, tener un movimiento concorde entre todas sus partes, y que quando mas deseamos llevar la obra al punto de perfeccion, el menor vicio que tenga qualquiera de sus ruedas puede entorpecer ó embarazar sus movimientos; encontraremos quanto tenemos aun que hacer, y quantos obstáculos restan que vencerse.
Al entrar en la obra nos vemos tambien rodeados de ruinas y de escombros, y nuestros materiales serán despojos de la devastacion general; mas no desanimemos por esto. la Nacion entera, quando nos ha encargado esta mision, nos ha dicho: quiero ser libre y feliz, y lo seré; y eligiéndonos Diputados conforme a la Constitucion, con poderes arreglados á los términos contenidos en ella, ha ratificado su querer y este Código sagrado. El solo, teniéndolo siempre en nuestras manos, grabado en nuestro corazon, y siendo nuestra guia, aterará al egoismo, hará renacer en medio de la horrorosa devastacion la agricultura, las artes, la industria y el comercio: las fértiles vegas, los feraces terrenos de extensas dehesas y campiñas, que encierran en su seno fecundo el gérmen de la vida, y que por efecto de una legislacion bárbara, donde se dió la prferencia á las bestias, se ven desiertos, áridos y sin cultivo, presentarán al industrioso labrador, libre de las pesadas cadenas que oprimian sus robustos brazos, las abundantes cosechas y producciones de toda clase, que asegurarán sus sustento, y formarán su verdadera riqueza. Estos terrenos serán el semillero de los hombres, la fuente de la actividad, y se levantarán en medio de ellos de los despojos, de las ruinas y de los escombros ciudades opulentas.
¡Qué no puede hacer un pueblo libre, que rotos los lazos que le oprimian, recobra el uso libre de sus derechos y de sus facultades, recibe nueva vida, y comienza á poner en accion y movimiento todos los resortes de su actividad! ¿Qué no puede la Nacion Española, señora de todos los climas y del suelo mas fecundo de la tierra! Tantas esperanzas no serán vanas, no. A pesar de las resstencias impias que el genio del mal nos oponga; á pesar de los malvados que se lisonjeen de que pueda ser alterada en sus bases la Constitucion; á pesar de los absurdos planes que sostenga el fanatismo y la hipocresía, ultrajando la misma Religion, cuya pureza y simplicidad desconoce, la verdad animada de la razon y de la justicia, y propagada por la imprenta pronuncia la sentencia merecida contra contra la tiranía y contra los impostores, y promulgará por todas partes las leyes benéficas, regeneradoras del bien: todas las lenguas las repetirán, y ellas harán nacer ideas las mas dulces y consoladoras, y las pasiones mas poderosas para el corazon humano; y aunque nuestros trabajos fuesen perdidos para nosotros, al menos recogerán nuestros descendientes el fruto de ellos, como herencia la mas sagrada.
Mas, ¿cómo dexaremos escapar de nuestras manos el fruto de tantas solicitudes, de tantos esfuerzos, de tantos sacrificios? Lejosde nostros la desconfianza de nuestras propias fuerzas: nosotros queremos gozar de la obra tan adelantada por los dignos Representantes de la Nacion que nos han precedido: sí, queremos gozar de ella para perfeccionarla, y queremos dar tambien un grande exemplo de amor á la Patria, y de laboriosidad. Las bases de este grande edificio ya las encontramos sentadas; la obra no se ha interrumpido; planes magníficos ya se hallan trazados; las rentas del Erario, la Hacieda pública, que es la sangre que ha de conservar la vida al cuerpo político, se fixa á un sistema sencillo, que lleva consigo el sello de la justicia, y destierra las complicadas exaciones que todo lo invadian para destruirlo todo, principalmente aquellas de las alcabalas y cientos, y sobre todas las que se habian fixado en la estancacion de ramos comerciales, y que degradaban al Gobierno con la injusticia del monopolio y de la opresion general, fomentando á su sombra al mismo tiempo los delitos del contrabando, á los quales iban inherentes todos los vicios de la inmoralidad, destructores de las familias. Ya se trata de consolidar la deuda de la Nacion, y de extinguirla baxo un plan, que ponga en circulacion inmensos bienes, ó paralizados ó destinados á la disipacion, ó abandonados á ser abrigo de fieras y alimañas, o entregados á la dilapidacion de los mandones y cabildantes de los pueblos. Ya se emprende la formacion y reforma del Código civil, que arreglará siempre, y de una manera conforme á lo que prescriben las leyes naturales y la Cosntitucion todas las relaciones que nacen entre los ciudadanos del Estado en el exercicio de sus derechos y de sus mutuos deberes relativos á sus personas, á las cosas que poseen, á las que intenten poseer, oó de las quales transmitan la posesion; y en fin á las obligaciones que contraygan entre sí: la del Código criminal, que contenga las reglas fixas para determinar la qualidad y la aplicacion de las penas en razon de la naturaleza de los delitos, llevando por objeto mantener la observancia exacta de todas las leyes que reglan las relaciones entre los hombres, y asegurar el reposo, la duracion de la sociedad, y el goce de todos sus derechos al ciudadano, reprimiendo el crimen por la aplicacion del castigo, y previniendo aquel por el temor que inspire la certeza de la pena. La del Código mercantil, que baxo de leyes las mas protectoras de la libertad, y las mas claras y faciles para todo quanto es concerniente á la forma y á la execucion de las obligaciones, de las empresas, de los seguros, fortifiquen la confianza y el crédito, apoyo de las especulaciones en el giro de los capitales, en el cambio, en la exportacion é importacion de los frutos de la agricultura, de las artes, de la industria, y aun de los de la misma naturaleza creadora, y estreche este lazo tan poderoso entre las naciones, de amistad, de civilizacion y de comunicacion de ideas, que extienden y multiplican nuestros goces. La de las ordenanzas militares, dignas del valor de nuestros guerreros, en los quales estriba la defensa exterior del estado, y la conservacion del órden interior; y sobre todo el plan de instruccion pública, que sea la cuna de las virtudes morales y sociales, donde se formen los hábitos, y las inclinaciones, que hagan conocer á los hombres las ideas del bien para desearlo y buscarlo, y las del mal para huirlo y aborrecerlo; la escuela del raciocinio, en donde cultivando los talentos se ilustre la razon con útiles conocimientos, que los identifique al sistema de la union social baxo reglas de justicia, y con un amor decidido á la Patria, y nunca por el temor, que solo mueve á las almas que desconocen sus obligaciones y deberes.
Mas ¿para qué detenerme á enumerar las ocupaciones que nos esperan? La patria nos ha llamado para sostener su grandeza, para predicarnos en su prosperidad, en su gloria, y esto solo basta para dar la idea de nuestras obligaciones. La espectacion de las Españas y de todas las gentes se fixa sobre nosotros: imitemos, pues, la laboriosidad de nuestros tan beneméritos predecesores: la union, la confraternidad y una noble emulacion nos dirija hácia el bien de esta amada patria: el cobarde vil egoismo, y la enmascarada hipocresía huya de este sagrado recinto; huya todo espíritu de partido, enemigo fatal de la concordia, y combatidas las opiniones con decoro, guardando gravedad, compostura y circunspeccion, correspondamos á la dignidad del caracter de nuestra representacion, siendo la razon y la justicia las que echen el sello á las discusiones y deliberaciones, para que no se vean entre nosotros mas que verdaderos españoles amantes de nuestra religion, de nuestra patria, de nuestra constitucion y de nuestro rey tan amado y deseado. ¡Oh quanta gloria seria la nuestra si una suerte ventusrosa reservase para estas Córtes ordinarias la dicha de ver restituido á su trono, cumplidos los ardientes deseos de la nacion, á Fernando VII, que hace las delicias de todos; y conseguida una paz sólida y durable, que jamás fuese turbada por la ambicion! Entonces sí que nuestros nombres pasarian colmados de bendiciones á las generaciones más remotas. Aspiremos, pues, á tanto honor, y el cielo quiera que se vean cumplidos nuestros votos.