Datos del documento
- Original, título
- Decameron
- Original, fechas
- Redacción: 1349-1353. 1ª circulación: s. XIV-XV. 1ª edición: s. XIV, último tercio: codice autógr. (Berlin S Hamilton 90).
- Lugar de publicación
- Valencia
- Editor/Impresor
- Prometeo (editor)
- Fechas
- [1928] [edición]
- Edicion
- 1ª ed.
- ISBD
- Decamerón / Boccaccio ; versión española de Germán Gómez de la Mata. — Valencia : Prometeo, [s.a.]. — 4 v. (236; 226; 261; 235 p.) ; 19 cm
- Fuente
- Consulta directa
- Verificada
- ✔️
- Descripción del contenido
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- Portada: «BOCCACCIO | EL | DECAMERÓN | Versión española de Germán GÓMEZ DE LA MATA | TOMO PRIMERO | PROMETEO | Germanías, 33. – VALENCIA | (Published in Spain)».
- Preliminares del editor o del traductor: al final de cada volumen, sobre el contenido respectivo.
- Texto: (vol. I, 5-vol. IV, 235): inc. «Comienza el libro llamado "Decamerón", denominado también "Príncipe Galeotto", el cual consta de cien cuentos divididos en diez jornadas y referidos por siete mujeres y tres hombres jóvenes»; inc. de la primera Jornada: «Comienza la primera jornada del "Decamerón", en la cual, después de exponer el autor por qué motivo se reunieron á charlar diversas personas de las que se hablará luego, cuéntase, bajo el régimen de Pampinea, lo que más le agrada á cada uno. | Cuando pienso, graciosísimas mujeres, en lo pidadosas que sois todas por naturaleza, me parece que la presente obra va á tener, á juicio vuestro, un principio grave y enojoso, porque recuerda aquella pestífera mortandad terrible para cuantos la presenciaron ó se enteraron de ella, y que hubieron de llevarla grabada en su memoria.»; expl. «Entiendo que lo expuesto basta para respuesta de quienes comenten con ardor semejantes cominerías, y hora es ya de poner fin al discurso, dejando que cada uno en lo sucesivo diga y crea cuanto le plazca. Humildemente reverencio á Aquel que durante tan prolongado trabajo me ha conducido con su ayuda á la meta perseguida. Y vosotras, encantadoras damas, acogeos á su gracia, acordándoos de mí si alguna vez os deleitasteis algo al leer estos cuentos. | Aquí termina la décima y última jornada del libro llamado Decamerón y denominado también Príncipe Galeotto.»
- Índice: al final de cada volumen, sobre el contenido respectivo.
- Ejemplares
-
- BV: CV/1036-1039*
- BNM
- BUGranada.
- Observaciones
Traducción íntegra de las diez jornadas. Las canciones están traducidas en verso. La traducción está hecha sobre el texto italiano, pero numerosos indicios prueban que el traductor tuvo delante también la traducción francesa de Sabatier de Sastres (París, Garnier hermanos, 1850 ca. o edición posterior), pues sólo así se explican ciertas desviaciones del texto traducido respecto al original italiano.
Traductor
Gómez de la Mata, Germán 1887 - 1938
Literato nacido en Madrid. Comenzó la carrera de Medicina, que abandonó para dedicarse a la literatura. Colaborador de diferentes periódicos, autor de novelas, cuentos y críticas, además de traductor muy prolífico, tanto de autores modernos (entre otros: Paul Bourget, Henri Duvernois, J.K. Huysmans, todos ellos en la editorial Prometeo; Trotsky, Max Beer, Pietro Nenni) como clásicos (Homero, Hesíodo).
Otras traducciones
- Primer manifiesto futurista a los venecianos, 1ª ed. ([1911])
- La Lucha de clases en Italia, 1ª ed. (1931)
- El Futurismo, 1ª ed. ([1911])
- Primer manifiesto futurista, 1ª ed. ([1911])
- Manifiesto de los músicos futuristas, 1ª ed. ([1911])
- Manifiesto de los pintores futuristas, 1ª ed. ([1911])
- Proclama futurista a los españoles, 1ª ed. ([1911])
- ¡Matemos el claro de luna!, 1ª ed. ([1911])
Autor
Boccaccio, Giovanni 1313 - 1375
Bibliografía
Estudios sobre el editor o el impresor
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Bas Carbonell, Manuel, “Aproximación al catálogo de la Editorial Prometeo”, en: Blasco Ibáñez: y el periodismo se hizo combativo, Valencia, Diputación de Valencia, 1998, págs. 97-103.
-
Calvo Rigual, Cesáreo, “Las traducciones de obras literarias italianas publicadas en las editoriales Sempere y Prometeo (1900-1936)”, en: M. A. Vega Cernuda (ed.), La traducción de los clásicos: problemas y perspectivas, Madrid, Instituto Universitario de Lenguas Modernas y Traductores (Universidad Complutense de Madrid), 2005, págs. 129-145.
-
Fullana Montoro, Mª José, La editorial Prometeo. Sociología del libro valenciano de principios del siglo XX, Memoria de Licenciatura. Curso 1982-1983. Dirigida por Joan Oleza, Valencia, Universitat de València, 1983.
Estudios sobre la traducción
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Calvo Rigual, Cesáreo, “Las traducciones del Decameron de Boccaccio en España (1800-1940)”, Quaderns d’italià, 13 (2008), págs. 83-112.
Textos
Proemio del autor
Comienza el libro llamado "Decamerón", denominado también "Príncipe Galeotto", el cual consta de cien cuentos divididos en diez jornadas y referidos por siete mujeres y tres hombres jóvenes
PROEMIO
Es cualidad humana la de compadecer á los afligidos, y están en el deber de hacerlo especialmente los afortunados que recibieron consuelos por parte de otro. Si entre ellos alguien los requirió jamás y hubo de estimarlos en mucho, soy yo mismo, porque desde mi primera juventud hasta ahora estuve inflamado de un amor noble y altísimo que acaso se conceptuara no correspondía á mi humilde condición, aun cuando por su causa no me regatearon alabanzas ni buena fama los discretos. De cualquier modo, soporté numerosos sinsabores, y no por culpa de la mujer amada, sino por un exceso de pasión en la ambiciosa mente. Entonces endulzaron mis horas de tedio las palabras confortadoras de algún amigo, y hasta creo que impidieron mi muerte. Plugo á Dios que tuvieran fin, como todo lo tiene en este mundo, las contrariedades de aquel amor, superior á ningún otro; después de resistirse á la fuerza de voluntad, á los consejos, á la evidencia del oprobio y [p. VI] al peligro posible, con el tiempo fué disminuyendo por sí solo de manera tal, que no me queda de él sino la placidez del que ya no quiere navegar por los profundos piélagos, y desaparecidas las preocupaciones, la fatiga antigua se ha tornado placer. Pero no con los contratiempos se ha extinguido ni se extinguirá nunca la memoria de quienes por benevolencia compartieron mis penas. Y como entiendo que el agradecimiento constituye la principal de las virtudes, hoy que puedo considerarme libre, procuro consolar á mi vez, en la medida de mis fuerzas, no á quienes me ayudaron , que no lo necesitan por obra de su cordura ó de su suerte, y sí á quienes lo demandan.
Aunque no ofrezca suma trascendencia mi consuelo, prodigándolo donde hace falta, siempre reportará alguna utilidad ó por lo menos será bien acogido. ¿Y cómo negaremos que se lo debo prestar antes á las simpáticas mujeres que á los hombres? Ocultan ellas en sus pechos delicados amorosas llamas, de cuya intensidad sólo cabe juzgar á aquel que las experimentase; además, viven sin satisfacer deseos ni placeres, á las órdenes de padres, madres, hermanos y maridos, encerradas en sus habitaciones días enteros, barajando en la imaginación mil y mil ideas no siempre alegres. Cual único recurso para mitigar la consiguiente melancolía disponen de los relatos agradables, pues se hallan menos pertrechadas que los hombres al respecto. Estos, si están enamorados, poseen muchos medios de olvidar pensamientos enojosos y les cabe entregarse á varias distracciones, como la caza, la pesca, la equitación y los negocios. Por tanto, aspiro á enmendar en parte la culpa de la Fortuna, que se mostró con el sexo débil más avara, y brindo á sus representantes un refugio. Para ellas compuse cien cuentos, fábulas, parábolas ó historias, contadas en diez días [p. VII] por una tertulia de siete señoras y tres señores jóvenes durante la época mortal de la pasada peste, amén de algunas cancioncillas cantadas por las tales damas. Mis cuentos hablan de gratos ó de amargos casos de amor y de otros sucesos acaecidos en los tiempos antiguos y modernos, con los que pueden solazarse aquellas que los lean, hallando una enseñanza al distinguir lo que debe rehuirse de lo que debe seguirse. Si así ocurre —¡Dios lo quiera!—, daré gracias al amor, que tras de libertarme de sus ligaduras, me permite contribuir al deleite del prójimo.
- Localizacion
- vol. I, p. 5-6
Decamerón, I, 9
Escarnecido por una mujer de Gascuña, el rey de Chipre, que era un cobarde, se hace enérgico
Sólo á Elisa restábale ya recibir orden de la reina para contar su cuento; pero, sin esperar á que se lo mandasen, tomó la palabra y dijo con aire sonriente:
—A veces, señoras, una frase dicha al azar y sin propósito premeditado surte más efecto para corregir un vicio que las censuras y reprensiones más fuertes. Así nos lo acaba de demostrar Laurita con su anécdota, y yo también pretendo hacerlo con otra que voy á contaros en pocas palabras. Conviene escuchar con atención estas agudezas, quienquiera que las cuente, porque de ellas puede extraerse algún provecho.
En tiempos del primer rey de Chipre, después de conquistar Godofredo de Buillon la Tierra Santa, una gentil dama de Gascuña fué en peregrinación á Jerusalén para visitar el Santo Sepulcro. Y [p. 82] acaeció que á su regreso pasó por Chipre, donde la ultrajaron indignamente unos desalmados. Quejóse de ello á las autoridades, sin obtener satisfacción ninguna, y entonces decidió recurrir al propio rey; pero alguien le dijo que perdería el tiempo, porque el rey era tan indolente y tan débil, que no sólo dejaba de castigar las ofensas ajenas, sino que consentía inclusive las que se le infiriesen á él mismo, llegándose al extremo de que, cuando alguno estaba descontento, se desahogaba impunemente en este príncipe con palabras irrespetuosas y descomedidas.
Al saber aquello, desesperando ya de poder vengarse, la dama se propuso escarnecer, al menos, la indolencia y cobardía del rey, y presentándose á su majestad, le dijo:
—No acudo á ti, señor, con esperanza de ser vengada por el ultraje que he sufrido por parte de unos súbidtos tuyos, sino para suplicarte que me enseñes cómo te arreglas para poder soportar las afrentas é injurias que aguantas á diario, según me han asegurado. Quizá, con tu ejemplo, pueda yo también soportar pacientemente la ofensa que se me ha hecho, la cual bien sabe Dios que te la cedería, ya que tanta maña te das para aguantarlas.
El rey, que hasta entonces se había mostrado insensible á todo, no lo fué á este discurso, y como si á la sazón saliese de un profundo sueño, se armó de vigor, y empezó por castigar severamente á los que habían ofendido a aquella dama, siendo muy enérgico desde entonces para reprimir cuantos atentados se cometieran en desdoro de su corona.
- Localizacion
- vol. I, p. 81-82
- Localizacion
- vol. I, p. 5-6